1535-17-08-2017
Extracto
del texto completo en el sitio oficial
Declaraciones antirrusas del Director de la CIA, Michael Pompeo
No hemos
podido dejar desatendidas y no comentar la declaración hecha el pasado 24 de
junio por el Director de la CIA, Michael Pompeo, en la entrevista a la cadena
televisiva NBC sobre los esfuerzos que Rusia viene emprendiendo desde hace años
con vistas a socavar la democracia estadounidense y sobre una supuesta
intromisión de nuestro país en los comicios en EEUU. Por lo visto, en su
opinión, el apogeo de los duraderos intentos de Rusia por socavar la democracia
estadounidense, ha sido la intromisión en los comicios en EEUU.
Como
sabemos, el tema de intromisión de los rusos en el proceso electoral ha pasado
a ser una predilecta trama mediática e idea fija en EEUU. Esta trama la
empezaron a explotar los propagandistas antirrusos. Este tema va ganando
terreno y suena con cada vez mayor frecuencia en las declaraciones de cargos
oficiales que se empeñan en estigmatizarnos acusando de acciones ilegítimas,
sin haber presentado hasta ahora una sola prueba. Quisiera traer a colación
algunas páginas “relevantes” de su historia. A diferencia de los estadounidenses,
disponemos de hechos reales y tenemos a qué apelar.
Para
nadie es un secreto que desde comienzos de los 90, EEUU anunciaba sus
propósitos de crear en Rusia “una democracia según Thomas Jefferson”. Pero el
propio planteamiento de esta tarea contradice radicalmente las ideas del propio
Jefferson, uno de los padres fundadores de la democracia y la nación
estadounidense. Todos sabemos que instaba a respetar las formas de gobierno
elegidas por otros pueblos y manifestaba que EEUU no impondría su voluntad en
ninguna parte. Resulta que se equivocaba. La suposición sobre la posibilidad de
imponer a un país soberano la forma de gobierno Thomas Jefferson la calificó de
“altiva, brutal e indignante”. Por lo visto, los actuales ideólogos de EEUU
conocen muy mal su propia historia y los fundamentos de su propio sistema
institucional, si los conceptos de “exportación de la democracia” e
“intervención humanitaria” han pasado a ser para ellos no sólo el método
preferido de aplicación de una política exterior agresiva, sino también parte
constitutiva de la concepción nacional. Decenas de países del mundo a lo largo
de decenios sufren de las fórmulas institucionales impuestas por los
estadounidenses, buscando adaptar a todos los países a un modelo único, sin
tomar en consideración sus peculiaridades y rasgos específicos. Esta política y
experimentos no son nada inofensivos. Tan sólo estos años últimos, han caído
víctimas de esta concepción Afganistán, Iraq, Libia, Egipto, Siria, Ucrania.
Acaso no es evidente que Al Qaeda en todas sus formas, el Estado Islámico y
demás grupos terroristas del más diverso corte religioso surgieron precisamente
del caldo de cultivo creado por los estadounidenses, cuando no eran criaturas
directas de ellos.
Otra
zona gris, a través de la cual EEUU desde hace años procuran influir sobre los
procesos políticos en el mundo entero, la conforman las generosas inyecciones
financieras en forma de proyectos y subsidios a través de numerosas fundaciones
y ONGs. En esta lista de asignaciones Rusia ocupa poco menos que el primer
lugar. Diversas organizaciones no gubernamentales, tales como el Cuerpo de Paz,
la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el
Instituto Democrático Nacional, el Instituto Republicano Internacional y muchas
otras estructuras análogas a lo largo de decenios vienen tramando redes de
agentes con el objetivo de penetrar en la clase política y la comunidad
mediática de Rusia e influir sobre la opinión pública. Según algunos datos, tan
sólo en los años 90, EEUU había destinado para estos fines unos cinco mil
millones de dólares. Es muy extraño que al hacer tamañas declaraciones, el
señor Pompeo se olvide de que muchas decisiones sobre la asignación de recursos
financieros calzan la firma de funcionarios de la agencia a su cargo.
Es
extraño que en Washington se olviden de que en vísperas de los comicios
presidenciales en Rusia en 1996, el Banco Federal de Reserva, bajo un pretexto
ficticio de “evitar el agiotaje al sustituir los viejos billetes de 100
dólares” había traído a la Embajada de EEUU en Moscú 500 millones de dólares
USA en efectivo. Durante varias noches consecutivas el personal de la estación
de la CIA adscrita a la Embajada y encabezada por Michael Sulick literalmente
durmió sobre los sacos con dinero, custodiándolos, mientras estos dólares se
llevaban de la legación diplomática en coches por partidas y se entregaban a
ciertos particulares. ¿A qué se destinaba este dinero? Algún día lo sabremos.
Son tan
sólo algunos ejemplos de la multifacética actividad de EEUU encaminada a
desestabilizar la situación en diversas regiones del mundo, no dispuestas a
obedecer las instrucciones estadounidenses. En modo alguno planteamos que el
señor Pompeo haya de cesar su retórica, pues ya se trataría de ciencia ficción.
Simplemente, hay tener presente que por cada acción hay una reacción. Estamos listos.
Continuará…
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