«EL ARTE DE LA GUERRA»
Venezuela,
putsch del Estado profundo estadounidense
El
anuncio del presidente Trump reconociendo a Juan Guaidó como «presidente
legítimo» de Venezuela se preparó en
una cabina subterránea de televisión, en el Congreso de Estados Unidos y la Casa Blanca.
Eso es lo
que describe detalladamente el New York Times [1].
Operador
principal: el senador republicano de La Florida, Marco Rubio,
«virtual secretario de Estado para América Latina, quien conduce y articula la estrategia de la administración en esa región», en coordinación
con el vicepresidente Mike Pence y el consejero para la seguridad nacional, John
Bolton.
El 22 de
enero, los tres presentaron su plan al presidente en la Casa Blanca, plan
que el presidente aceptó. Inmediatamente
después –reporta el New York Times– «Mr Pence llamó a Guaidó y le dijo que Estados Unidos lo apoyaría si reclamaba la presidencia».
El
vicepresidente Pence difundió luego hacia Venezuela un video donde llamaba
los manifestantes a «levantar su voz
mañana» y aseguraba «en nombre del presidente Trump y del pueblo americano, “estamos con ustedes” hasta que se restaure la democracia», definiendo además a Maduro como «un dictador que
nunca obtuvo la presidencia en elecciones libres».
Al día
siguiente, Trump coronó oficialmente a Guaidó como «presidente de Venezuela»,
a pesar de que este personaje no participó en
las elecciones presidenciales realizadas en mayo de 2018, elecciones que la oposición boicoteó –porque
sabía que iba a perderlas– y donde la victoria correspondió a
Maduro, al cabo de un escrutinio realizado bajo la supervisión de
numerosos observadores internacionales.
Todos
estos manejos entre bambalinas muestran que en Washington las decisiones
políticas vienen, ante todo, del «Estado Profundo», centro subterráneo del poder real en manos de las
oligarquías
económicas, financieras y militares. Esos grupos son los que han decidido derrocar el Estado venezolano. Venezuela posee, además
de grandes reservas de minerales preciosos, las reservas petrolíferas más
grandes del mundo, evaluadas en más de 300 000 millones de barriles, 6 veces más que las reservas estadounidenses.
Para
escapar a la presión de las sanciones, que impiden a Venezuela percibir los
dólares provenientes
de sus ventas de petróleo a Estados Unidos, Caracas había decidido establecer los precios de venta no
en dólares estadounidenses sino en yuanes chinos, poniendo así en
peligro el exorbitante poder de los petrodólares.
De ahí la decisión
de las oligarquías estadounidenses de acelerar los plazos para el
derrocar el Estado venezolano y apoderarse de su riqueza petrolera, ahora necesaria no como fuente de energía para Estados Unidos sino como instrumento estratégico de control sobre
el mercado energético mundial, utilizable contra Rusia y China.
Con ese
fin, recurriendo a sanciones y sabotajes, se provocó en Venezuela la
escasez de bienes de primera necesidad para alimentar el descontento popular,
mientras se intensificaba la penetración de «organizaciones no gubernamentales» estadounidenses. Por ejemplo, en
un solo año, la National Endowment for Democracy (NED) financió en Venezuela más de 40 proyectos sobre la «defensa de los derechos humanos y la democracia», invirtiendo en
cada uno decenas o incluso cientos de miles de dólares.
Como el
gobierno de Venezuela sigue teniendo el apoyo de la mayoría de los venezolanos,
seguramente debe estar preparándose algún
tipo de provocación de gran envergadura para desatar en el país
una guerra civil y abrir el camino a una intervención
externa.
Eso
se hará con la complicidad de la Unión Europea, que después de haber bloqueado
en Bélgica fondos públicos venezolanos
por valor de 1 200 millones de dólares, ahora lanza a Caracas –con
la complacencia del gobierno italiano– un ultimátum
para que convoque nuevas elecciones, por supuesto bajo el control de
Federica Mogherini,
quién se negó el
año pasado a viajar a Venezuela para supervisar las
elecciones presidenciales.
[1] “Trump takes sharp turn on ‘America First’ policy”, Peter Baker y Edward Long, The New York Times, 26 de enero de 2019
il manifesto, 29 de enero de 2019
Fuente: Réseau Voltaire
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Manlio Dinucci
Geógrafo y politólogo. Últimas obras publicadas: : Laboratorio di geografia, Zanichelli 2014 ; Diario di viaggio, Zanichelli 2017 ; L’arte della guerra / Annali della strategia Usa/Nato 1990-2016, Zambon 2016, Guerra Nucleare. Il Giorno Prima 2017; Diario di guerra Asterios Editores 2018.
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