«EL ARTE DE LA GUERRA»
Lo que
se esconde tras la embestida de Estados Unidos contra los smartphones chinos
por Manlio
Dinucci
Luego de haber
impuesto fuertes gravámenes a una serie de mercancías chinas –por un monto de 250 000 millones de dólares– el presidente
Donald Trump aceptó en el G20 una «tregua», posponiendo con ello
la adopción de nuevas medidas, sobre todo porque la respuesta china está afectando la
economía estadounidense.
Pero, además de
las razones comerciales, hay también razones de orden estratégico. Bajo la presión del Pentágono y de las
agencias de inteligencia, Estados Unidos
ha prohibido los smartphones y los equipos de telecomunicaciones de
la empresa china Huawei, afirmando que pueden ser utilizados para espiar a los usuarios, y
está presionando a sus aliados para que también los prohíban.
La advertencia de
Estados Unidos –principalmente a Italia, Alemania y Japón, los países donde se hallan las mayores bases militares estadounidenses– sobre el peligro de espionaje chino viene de las mismas
agencias de inteligencia estadounidenses que han estado espiando durante años las comunicaciones telefónicas de sus
aliados, sobre todo en Alemania e Italia.
La marca
estadounidense Apple, en otra época líder absoluto en ese sector, se ha visto
rebasada en ventas por Huawei. Esta última, una empresa china que pertenece a sus
trabajadores –quienes son a la vez accionistas–, se ha situado en segundo
lugar en ventas a nivel mundial, detrás de la marca sudcoreana
Samsung, lo cual es emblemático de una tendencia general.
Estados Unidos,
cuya supremacía económica se basa artificialmente en el dólar –hasta ahora
la principal divisa
de los mercados mundiales y las reservas monetarias– va quedándose cada vez más a la saga de China, tanto en
capacidad productiva como en calidad de su producción. El New York
Times escribe:
«Occidente estaba
seguro de que el enfoque chino no funcionaría. De que sólo tenía que
esperar. Y todavía está esperando. China
está proyectando una gran red global de comercio,
inversiones e infraestructuras que van a reconfigurar los vínculos financieros y geopolíticos.»
Eso es lo que
está sucediendo principalmente –aunque no sólo allí– a lo largo de la
Nueva Ruta de la Seda que China está implementando a través de 70 países de Asia,
Europa y África.
El New
York Times analizó 600 proyectos realizados por China en
112 países (41 oleoductos y gasoductos; 199 centrales de generación eléctrica,
principalmente hidroeléctricas, entre ellas 7 represas en Cambodia, que garantizan el 50% de la
electricidad que necesita ese país; 203 puentes, carreteras y vías férreas; y varios
grandes puertos en Pakistán, Sry Lanka, Malasia y otros países).
Washington ve
todo eso como «una agresión a nuestros intereses vitales», como subraya
el Pentágono en la Estrategia de Defensa Nacional
de los Estados Unidos de América 2018.
El Pentágono define a
China como un «competidor
estratégico que utiliza una economía depredadora
para intimidar a sus vecinos»,
ignorando toda la serie de guerras que Estados Unidos
desató hasta 1949,
incluso contra China, para apoderarse de los recursos de otros países.
Mientras China
construye represas, vías férreas y puentes, ciertamente útiles a su propio desarrollo
comercial pero también al desarrollo de los países donde se construyen,
las guerras estadounidenses lo primero que destruyen es
precisamente las represas, vías férreas y puentes. El Pentágono acusa a
China de «querer
imponer a corto plazo su hegemonía en la región indo-pacífica y de querer tomar
desprevenido a Estados Unidos
para apoderarse en el futuro de la predominio
global», lo cual estaría haciendo
en complicidad con Rusia, acusada a su vez de querer «destruir
la OTAN» y «subvertir los
procesos democráticos en Crimea y en el este de Ucrania».
De ahí el
incidente en el Estrecho de Kerch, provocado por Kiev bajo la dirección del
Pentágono, para que se cancelara
el encuentro entre Trump y Putin previsto al margen del G20 (efectivamente
cancelado) y meter a Ucrania en la OTAN, aunque de hecho ya es miembro de ese bloque militar.
La «competición
estratégica a largo plazo con China y Rusia» es vista por el Pentágono como
una «prioridad principal».
Por eso, el Pentágono «modernizará sus fuerzas nucleares y fortalecerá
la alianza transatlántica de la OTAN/NATO».
Tras la fachada
de la guerra comercial se prepara la guerra nuclear.
il manifesto, 4
de diciembre de 2018
NO WAR NO NATO
Manlio Dinucci
Geógrafo y politólogo. Últimas obras publicadas: : Laboratorio di geografia, Zanichelli 2014 ; Diario di viaggio, Zanichelli 2017 ; L’arte della guerra / Annali della strategia Usa/Nato 1990-2016, Zambon 2016, Guerra Nucleare. Il Giorno Prima 2017; Diario di guerra Asterios Editores 2018.
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